Socios fundadores de LoRIS
Constituida en junio de 2020 por los dos firmantes de esta entrada, LoRIS ha cumplido en el presente ejercicio su primer año de actividad plena. Un año de prueba y error internos y también en el sector previsional, en sus dimensiones social, institucional y mediática.
En el plano interno (no exageraremos llamándolo corporativo), constatamos la gran simpatía que nuestro aterrizaje en el sector ha despertado entre amigos, potenciales clientes, clientes efectivos y, lo que no es un triunfo menor, colegas. Como consultora estamos recién llegados pero como consultores en el sector previsional tenemos amplia trayectoria y constatamos con satisfacción que el perfil de LoRIS se ha nutrido de nuestra trayectoria, no al revés.
Nuestras comunicaciones tienen audiencia. Los medios, cuando nos citan personalmente, ya usan nuestra filiación profesional sin titubeos, saben qué es LoRIS y qué hace. Queremos estar presentes en el debate, ayudar a la cabal comprensión de las cuestiones relevantes de las pensiones y ser oportunos, siempre que sea posible.
Nuestros clientes son la principal fuente de sostenimiento del prestigio de LoRIS. Hemos hecho en 2021 incursiones sustantivas en los campos nucleares de nuestra actividad: la estrategia del negocio previsional (el mercado de productos basados en el ahorro inmobiliario) y el diseño de nuevos productos para atender a las necesidades de los mayores (cuidados de larga duración). También hemos apoyado profesionalmente la emergencia de oportunidades en relevantes segmentos de la industria previsional española (las mutualidades) y colectivos profesionales (los trabajadores autónomos). Estamos apoyando en primera línea los procesos de cambio previsional estructural fuera de España (Andorra) y, en 2022 (ya en el pipeline), haremos incursiones también sustantivas en dos segmentos muy importantes para nosotros: la gestión de activos previsionales y el diseño de elementos previsionales avanzados en la empresa. LoRIS no pierde de vista la innovación y estamos viviendo de cerca, como asesores, un interesante proyecto de “Pilar IV” (ahorro conductual para la jubilación) actualmente en las pruebas del Sandbox español. Hemos reforzado, por fin, el cuadro de profesionales asociados de prestigio.
A través de este blog, que ya acumula una larga lista de entradas temáticas, con algunas firmas invitadas, hemos tratado de informar, aconsejar, acompañar y hasta provocar a nuestros seguidores. Nuestra newsletter directa y las redes sociales (estamos en Linkedin) son cruciales para nuestra comunicación a todas las partes interesadas. Y estamos trabajando en una back-office tecnológica por la que fluya la relación con nuestros clientes, la prestación de servicios y la comunicación activa con el público general.
Más allá del perímetro interno a LoRIS, la “cuestión previsional” lleva años estando muy presente en el panorama social, político y mediático español y LoRIS está profundamente inmersa en estos debates. En 2021 han pasado muchas cosas en este campo. Hay dos hitos que enmarcan el periodo, que nos parecen rechazables: la reducción del límite de la deducción fiscal de las aportaciones a vehículos previsionales personales (de Pilar III), que pasó de 8.000 euros a 2.000 el de enero de 2021 y que pasará a 1.500 euros el 1 de enero de 2022.
Es incomprensible que se desee aumentar el ahorro previsional de los trabajadores españoles y , al mismo tiempo, se reduzca de la manera recién descrita la viabilidad de uno de los vehículos más populares en un país como el nuestro, en el que la Previsión Social Complementaria (PSC) carece de desarrollo sustantivo. Se entienden bien algunas de las razones que se dan, como que las aportaciones medias a estos vehículos son muy reducidas, pues es innegable que esto es así, pero no nos parece esta la mejor manera de incentivar el aumento del ahorro previsional, venga de donde venga este ahorro.
Debe saludarse, por el contrario, el impulso que el gobierno da a la PSC con la creación de los Fondos Públicos de Pensiones y la regulación de los Planes de Empleo Simplificados, un paso que, en particular, restaura en buena medida las opciones previsionales de los trabajadores autónomos haciéndolas, incluso, en muchos casos verosímiles, más ventajosas que las de los asalariados si se tiene en cuenta la también incomprensible provisión de que las portaciones de los asalariados no pueden superar las de los empleadores.
La PSC seguirá siendo por muchos años, desgraciadamente, la asignatura pendiente de la previsión social en España. Más de tres décadas de desarrollo normativo y modernización del sector no han servido para aumentar sensiblemente el ahorro previsional de los trabajadores. El impulso público a la PSC ocupacional debe ser bienvenido, pero sería deseable que no se hubiese planteado a costa de la PSC personal. El desarrollo de una PSC vibrante y el ahorro a largo plazo que conlleva es una condición necesaria para la financiación del crecimiento y el aumento de la productividad. Prueba y error, y seguimos adelante.
Prueba y error es la tónica también en lo que se refiere al principal vehículo previsional, con diferencia, existente en España: la Seguridad Social. Hace bien el gobierno en reivindicar que ha cerrado el bucle del Pacto de Toledo que se inició a finales de 2019 con la aprobación de las recomendaciones de su última ronda. Hay que alabarle en lo que se refiere a un ejercicio, el de 2021, intensísimo por los esfuerzos realizados. Constantemente ha estado el ministro Escrivá haciendo propuestas, diciendo y desdiciéndose, de hecho. Dando pasos adelante y pasos atrás. Obligado y libre. Pero los condicionantes del diálogo social y político, han acabado por crear un sistema público de pensiones que no va a ser más sostenible, mal que nos pese, porque aumentan los gastos más de lo que aumentan los ingresos y el déficit se cubre con transferencias del Estado. Se revierten mecanismos útiles para la sostenibilidad sin tratar de mejorarlos y se garantizan prestaciones que no sabemos cómo se van a pagar.
Una característica que cabe destacar en 2021 es la contención de las protestas de los colectivos de pensionistas que en años pasados han sido bastante más agudas. Este factor, sin duda, ha contribuido a la relativa normalidad con la que se ha desenvuelto el debate y la negociación sobre las pensiones en el año recién transcurrido. Algo de lo que cabe felicitarse. Para algunos, se habrán dado pasos adelante si se logra proteger efectivamente el poder adquisitivo de las pensiones, aumentando las mínimas incluso por encima de la subida de los precios. Pero para otros, entre los que nos encontramos, esa protección es un espejismo si las cuentas del sistema no cuadran y las transferencias necesarias drenan otros programas de bienestar en los que acucia la necesidad (dependencia) o profundizan la deuda de cuya contención depende la credibilidad de nuestro país y la del euro.
En el año que se avecina asistiremos al desarrollo reglamentario de la PSC basada en los Planes Simplificados y los Fondos Públicos. También nos esperan intensos debates sobre la cotización a la Seguridad Social de los trabajadores autónomos. Puede, finalmente, que veamos ya consolidadas soluciones novedosas en materia de ahorro conductual para la jubilación, de “Pilar IV”. Las medidas sobre las pensiones de la Seguridad Social, ya en el BOE, empezarán a generar una casuística que habrá que analizar con cuidado, desde las aportaciones a planes personales de Pilar III hasta la jubilación anticipada bajo la expectativa de los nuevos incentivos, ya en plena transición hacia su forma definitiva.
En LoRIS seguiremos con mucha atención y nuestro mejor discernimiento todos estos desarrollos, al servicio de nuestros clientes, del sector previsional, de la sociedad y de las instituciones. A todos, ¡un buen 2022, pleno de aciertos, muchas pruebas y los imprescindibles errores!