La consultora pensionaria mexicana Pension Policy International (PPI) se hace eco en su newsletter del 6 de diciembre de una investigación realizada recientemente por la consultora británica Hargreaves Lansdown (HL) que revela que docenas de miles de trabajadores británicos no reclaman sus pensiones complementarias llegado el momento de su jubilación, lo que les está costando docenas de millardos de libras que se quedan aparcados en las entidades depositarias y que, con elevada probabilidad, acabarán en poder de estas o del Estado una vez seguidos los trámites y transcurridos los plazos que dicta la ley en ese país1.
La Association of British Insurers (ABI) realizó un estudio en 2020 y encontró que, con motivo de los cambios de residencia, 1,6 millones de asegurados se habían “perdido” en los registros de sus asociados. En media, cada uno de ellos poseía una hucha previsional de 13.000 libras, lo que sumaba 19.400 millones2. Una suma fabulosa.
Cuesta creerlo, pero sucede. Sucede con las cuentas corrientes, con las herencias, y les sucede a muchas personas. La generalización de los casos de discapacidades cognitivas en personas mayores a medida que avanza la esperanza de Vida no está facilitando las cosas y se constata que estos problemas van en aumento.
Las entidades depositarias, siguiendo la normativa, y motu proprio, publican regularmente anuncios advirtiendo de forma genérica a sus clientes de este problema, pero muchos titulares de estas cuentas han desaparecido, o cambiado de domicilio y jamás llegarán a ser conscientes de que las mismas están a su disposición. Sus herederos tampoco. ¿Qué se puede hacer?
En España, la Ley 33/2003 de Patrimonio del Estado fija el procedimiento para que el Estado, beneficiario último de los fondos depositados en “cuentas abandonadas”, pase a ser el propietario de aquellos. Deben pasar 20 años sin que la cuenta presumiblemente abandonada registre movimientos realizados por el titular y, además, el Estado debe cumplimentar una serie de procedimientos de advertencia a titulares y sus herederos legales, incluso mediante publicación de anuncios oficiales en medios, pautados en el tiempo. Si estos procedimientos no dan resultado, y transcurrido el plazo antes mencionado, el Estado toma posesión de los fondos o bienes abandonados. La legislación castellana de principios del siglo XV, promulgada por Enrique III, denominaba a estos bienes “mostrencos”3.
En España, la Hacienda Pública, ingresó en 2019 más de 12 millones de euros por vencimiento del plazo de 20 años establecido en la Ley de Patrimonio del Estado para reclamar la titularidad de una cuenta abandonada. Los bancos, cuyas comisiones se cargan a veces en cuentas abandonadas tienen un verdadero problema por los enormes descubiertos que se generan al capitalizarse dichas comisiones en cuanto el saldo de las cuentas se agota. No solo porque no cobrarán nunca muchas de estas deudas, sino también porque el Banco de España considera la percepción de comisiones de descubierto sobre este tipo de cuentas una mala práctica.
La cuestión es cómo evitar que los ahorradores sufran estos quebrantos en sus patrimonios que suceden inadvertidamente, por descuido o pura negligencia personal y que merman severamente la suficiencia económica de quienes incurren en esta conducta.
Es evidente que la alfabetización financiera debe incidir en este tipo de comportamientos. Y no es cuestión de ahorrar, porque quienes se olvidan de reclamar sus cuentas o seguros ahorran, y no cantidades pequeñas, precisamente. Estamos hablando de miles de millones de euros en su conjunto y de miles de euros por cuenta. Trece mil libras, al cambio actual, en el caso de quienes cambian de residencia en el Reino Unido, equivalen a 15.280 euros, lo que permitiría adquirir, a los 65 años, una renta vitalicia de unos 75 euros al mes, es decir, 900 euros al año.
De hecho, ya hay en marcha programas específicos de alfabetización financiera centrada en este problema para estimular a la población a llevar sus cuentas y relaciones financieras al día. También existen servicios oficiales o de ONG que te ayudan a localizar tus “pensiones olvidadas”4. Que no sea el mero olvido o la pérdida de una relación (números, direcciones, contraseñas, información bancaria esencial) con nuestros proveedores de servicios financieros, no digamos la pérdida de memoria, la que nos aleje de nuestro bienestar futuro.
Vamos, haz memoria, ¿tienes alguna cuenta previsional por ahí olvidada?
1 Véase la reseña de PPI en https://www.pensionpolicyinternational.com/uk-thousands-of-pension-plans-lost-as-billions-accumulate-where-does-the-money-go/. Los resultados de la investigación de HL pueden consultarse en https://www.hl.co.uk/news/articles/19.4-billion-in-lost-pensions-could-some-of-it-be-yours.
3 Véase una interesante noticia publicada en 2013 por Cinco Días en https://cincodias.elpais.com/cincodias/2013/09/13/economia/1379098097_556934.html.