La Previsión Social Complementaria y el Pacto de rentas contra la inflación

La inflación está siendo un gran problema económico en multitud de países. Es susceptible de hacer entrar en recesión a las grandes economías mundiales y, de desencadenarse efectos de “segunda ronda”, aquellos que se producen cuando los agentes que sufren la inflación tratan de repercutirla plenamente en los precios que fijan o los salarios (u otros tipos de rentas) que negocian, acabaría produciéndose una espiral inflacionista aún más devastadora.  

Cuando la inflación afecta inicialmente a los precios de materias primas energéticas y alimentarias importadas (u otros bienes y servicios esenciales) los hogares domésticos son más pobres, de forma que hay una tendencia natural a tratar de recuperar el poder adquisitivo perdido, especialmente entre aquellos grupos que tienen poder de negociación de salarios, o de fijación de precios.  

La política orientada a evitar una espiral inflacionista mediante acuerdos para repercutir solo una parte de la inflación que se sufre en los precios y costes del resto de bienes y servicios se conoce como un “Pacto de Rentas”. Llegar a un buen acuerdo para evitar la formación de una espiral inflacionista (por ejemplo, una espiral salarios-precios) no es sencillo, pero es posible. 

En estos casos, los trabajadores suelen aceptar que sus salarios solo aumenten una fracción de lo que aumenta el Índice de Precios al Consumo (inflación general) a cambio de que las empresas acepten también ajustar los precios de los bienes y servicios que producen solo en una fracción de lo que han aumentado sus costes. Todos los agentes pierden poder adquisitivo de sus salarios, beneficios o rentas de otro tipo, pero no sufren todo el impacto de la inflación y, sobre todo, se logra entre todos que la inflación en lo sucesivo sea menor. 

Cuesta, como se decía antes, renunciar a que el poder adquisitivo de los salarios o los beneficios se mantenga, muchos de estos bien magros para hogares y empresas medianas o pequeñas (de ambas categorías hay millones en un país como España). Pero este sacrificio merece la pena. Pues una espiral inflacionista puede provocar un daño considerablemente mayor. 

En este marco de ajuste costoso para trabajadores y empresas (sus accionistas, muchos de ellos trabajadores y clases medias), se pueden salvar muchos empleos, a pesar de que se pierdan algunos, frente a la alternativa de una espiral inflacionista destructiva de los agentes más vulnerables a una inflación que se establecería de manera más elevada y duradera. 

Dada la discusión anterior, que evoca inmediatamente esfuerzos, sacrificios y reparto problemático de los costes de un Pacto de Rentas, ¿qué margen deja esta política para la Previsión Social Complementaria empresarial, o de empleo? Diríase que muy poco. 

Muy al contrario, y este es precisamente nuestro consejo en esta entrada de la sección LoRIS Advisor de nuestro blog.  

En el inevitable forcejeo que van a causar los ajustes de salarios y precios de, respectivamente, trabajadores y empleadores, estos deberán ponerse de acuerdo para acomodar, en la medida de lo factible, una parte del poder adquisitivo perdido por la inflación pasada. En esta compartición de esfuerzos, puede haber margen para que los puntos de mejora en disputa entre las posiciones de las dos partes puedan, siquiera en una porción, destinarse a los planes de pensiones existentes en las empresas. Mejor aún, puede incluso surgir el incentivo a promover un plan de pensiones allí donde no lo haya.  

Más de algún que otro punto de salario o coste fuertemente disputado por una u otra parte en la negociación del pacto de rentas podría ir a ese plan de pensiones. No se perdería y aunque, a largo plazo, aportase al bienestar de los trabajadores una vez jubilados, contribuiría al instante a mejorar el clima laboral en la empresa en momentos de estrés. Sin duda, al menos para nosotros, a medio plazo (pues esta buena práctica debería perdurar), la empresa que participase en este ejercicio encontraría nuevos elementos de productividad en su actividad. La economía, por último, se beneficiaría de un impulso al ahorro a largo plazo, fuente de financiación insuperable para el crecimiento estructural.  

Nuestro consejo previsional en esta delicada situación es pues: ¡trabajadores, empleadores, no se peleen por ese par de puntos en disputa en el pacto de rentas, aplíquenlos a la Previsión Social Complementaria de empleo! Todos verán crecer su dinero. 

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