UBER UK va a enrolar a sus 70 mil conductores en un esquema de pensiones de adscripción por defecto (autoenrolment) al cual contribuirá con un 3% de sus salarios. Los conductores podrán aportar hasta un 5% adicional si lo desean. También, si lo desean, podrán salirse del esquema llegado el momento. Las aportaciones se harán también con efecto retroactivo desde 2017.
Todo ello, mediante acuerdos alcanzados con el regulador británico de las pensiones a raíz de la sentencia de la Corte Suprema inglesa de marzo pasado que obligaba a la plataforma a contratar a sus conductores como asalariados, con un salario mínimo, vacaciones pagadas y pensiones de empleo.
UBER ha invitado a otras plataformas a sumarse a una iniciativa para crear un gran esquema sectorial que permita la “totalización” de los derechos pensionarios de unos trabajadores que se caracterizan por cambiar y/o compatibilizar empleadores, trabajar temporalmente, con jornadas decididas por ellos mismos. Estamos ante la emergencia de un fenómeno que va a trascender con mucho a la distinción canónica, decimonónica, casi, entre trabajadores asalariados y autónomos.
Los trabajadores de la Gig Economy, conductores, repartidores o freelances, son el ejemplo, precario, por ahora, de los trabajos que vienen. Pero estos trabajos solo pueden mejorar. Mientras que los trabajos convencionales enfrentan un futuro mucho más complicado. Por eso, la sentencia de la Corte Suprema inglesa chirría al encajar los nuevos trabajos en un marco legal trasnochado, por mas ajustada a derecho que pueda considerarse. Ajustada a un derecho laboral trasnochado que también tendrá que cambiar. Como chirrían en todos los países las leyes conservadoras de un derecho laboral vetusto y de espaldas al futuro.
Los trabajadores convencionales están aterrorizados ante la era digital, pero los trabajadores de la Gig Economy deberían estar esperanzados. Las plataformas aprenderán a respetar la generación de derechos sociales para estos trabajadores, no sin resistencias, mientras el derecho laboral y los reguladores tributarios y pensionarios también lo harán. Los trabajos del futuro no pueden ser peores que los trabajos que están desapareciendo. Los trabajadores de la Gig Economy son los modernos heraldos de la victoria de Maratón, aunque hoy lleguen exhaustos a traernos noticias del futuro.
En LoRIS creemos que hay que preparar este futuro con verdaderas innovaciones tanto normativas como técnicas, diseñando nuevos productos previsionales que totalicen derechos, haciéndolos, a la vez, más flexibles, portables, inmediatamente adquiridos, accionables mediante aplicaciones y dispositivos (en casa del herrero…), conductuales, conveniales o no, sea cual sea su fuente de generación mientras su propósito sea el mismo: el bienestar futuro de los trabajadores una vez jubilados. Cuyo tratamiento fiscal, por fin, no sea mejor que el de las cotizaciones y prestaciones de la Seguridad Social, pero tampoco peor, ni arbitrario, como ya lo es en España.
Preparar este futuro es lograr que las plataformas entiendan que tienen un papel que desempeñar en este proceso jugando limpiamente con sus trabajadores. UBER demuestra sentido común ante la que podía haber optado por irse del Reino Unido. Su llamada a la industria de las plataformas para crear un gran esquema previsional es una llamada de esperanza para docenas de millones de trabajadores ya insertos en las plataformas que anuncian el futuro.
Véase también:
https://www.theguardian.com/technology/2021/sep/24/uber-to-pay-pensions-to-all-its-uk-drivers-backdated-to-2017
https://openreseurope.s3.amazonaws.com/manuscripts/14710/688c297f-e647-4e4b-a26c-acd937733d71_13639_-_fabian_stephany.pdf?doi=10.12688/openreseurope.13639.1&numberOfBrowsableCollections=1&numberOfBrowsableInstitutionalCollections=0&numberOfBrowsableGateways=8